viernes, 19 de abril de 2024 00:08h.

Asombran a miles de turistas y residentes las maniobras de los aviones del Airshow

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Los aviones en sochow

 Un total de 25 mil personas entre turistas nacionales , extranjeros y residentes  se reunieron alrededor de  las playas de Acapulco para observar el espectáculo de acrobacias de tres aviones del Airshow en la bahía tras cuatro años de que no se realizaba.

Aunque la mayoría de las maniobras se hacían frente al hotel anfitrión, el Gran Plaza Hotel, miles de personas apreciaron a bordo de yates y embarcaciones menores, en los balcones de edificios, hoteles y condominios, terrazas de negocios y en la playa las estelas de las pequeñas naves.

Cientos de familias se prepararon para ver el espectáculo acrobático que comenzó con una arriesgada maniobra del piloto canadiense Jason Newburg a la 1 de la tarde, quien cruzó entre dos acróbatas de flyboards un listón que sostuvieron a bordo de sus tablas impulsadas por el agua.

A decir de las autoridades de Turismo estatal, en la bahía se reunieron unas 400 mil personas.

Algunas personas ocuparon los balcones de los negocios de la franja turística, de las hospederías, edificios, condominios, así como los dos miradores de la avenida Escénica minutos antes de la primera función, cuando comenzaron las acrobacias de los aviones en las que también saltó un paracaidista con la bandera de México y que, mientras descendía era rodeado por una estela de vapor que dejaba el Viper, nombre de la avioneta piloteada por el canadiense.

Las personas suspendieron sus actividades momentáneamente durante la primer función y dejaron de nadar en el mar para contemplar el espectáculo que a las 3 de la tarde se repitió pero con una mayor cantidad de espectadores en la franja de arena.

Desde el mediodía el tráfico vehicular se acentuó en la zona Dorada.

Decenas de vehículos transitaban en la congestionada Costera para ocupar alguna sombrilla en primera fila y apreciar el espectáculo aéreo de avionetas acrobáticas, piloteadas por los extranjeros.

En la avenida Escénica, los vehículos comenzaron a estacionarse en los miradores cuyos pasajeros llevaban sombrillas o ropa para cubrirse del fuerte sol que a las 12:48 marcaba los 32 grados centígrados a la sombra.

Además de las embarcaciones, los balcones de edificios, ventanales y hasta los camellones de la Costera estuvieron ocupados por los turistas y acapulqueños que esperaban apreciar el espectáculo.

Las familias de la zona suburbana abarrotaron los camiones de las rutas Rena o Zapata-Base, quienes apresurados poco después de la 1 corrían para acercarse a la playa desde la zona Dorada del puerto.

Se observaron a decenas de turistas caminando por la avenida Costera en la zona de La Condesa. En caravanas se dirigían a las zonas más despejadas de personas, aunque no estuvieran bajo la sombra.

Cientos se reunieron en la playa La Gamba, desde el acceso de la glorieta de La Diana Cazadora hasta generar un congestionamiento peatonal, aunque casi había terminado la primera función.

El Viper fue la nave que desarrolló acrobacias más temerarias, a decir de los asistentes, pues había zonas en las cuales se acercaba tanto que los asistentes mostraban admiración. Tal fue el caso de playa Papagayo, frente a los hoteles Gran Plaza, Playa Suites y Emporio fundamentalmente.

En los extremos de lo que organizadores denominaron “perímetro de maniobras”, prácticamente no se observaron los flyboards y muy distante al paracaidista mexicano Héctor Estévez cuando descendía en la primera función con la bandera mexicana o al cierre de la segunda función pasadas las 3:30 de la tarde, cuando las playas estaban abarrotadas.

Los pilotos estadunidenses, John Throcker y Ken Rieder desarrollaron dinámicas que incluyeron cruces en el aire, vuelos paralelos o perpendiculares que dejaban estelas de vapor en el cielo.